No tengas miedo de soñar, ni tengas miedo de
jugar.
No conviertas tu vida en seriedad, ni en severidad.
No caigas en el error de creer que crecer es descreer.
No te dejes llevar por adultos expertos en fracasar.
Porque la vida de niño, puede ser similar a la de
adulto.
A soñar, a reír, a volar, a jugar, solo agrégale
responsabilidad.
Pero no pienses que ser responsable, te impide hacer todo lo demás.